Durante los años 80 y 90, el fulgurante desarrollo de la tecnología, los revolucionarios progresos en robótica avanzada y la cada vez más extendida utilización de ordenadores domésticos, culminó en el desarrollo de una sociedad cada vez más unida a Internet. Todo esto trajo consigo una nueva vertiente literaria, preocupada por el desarrollo de una sociedad demasiado dependiente de la tecnología: el cyberpunk. Este género articula sus fundamentos en la idea de representar una realidad ficticia, aunque más cercana al individuo de a pie que la ciencia ficción clásica.
Las historias suelen ambientarse en una sociedad en la que el desarrollo de la tecnología trae consigo nuevos problemas morales, religiosos y políticos, donde los diferentes intereses de las grandes corporaciones —que sustituyen a los grupos políticos en el poder—, y la cada vez más auto-suficiente sociedad sintética ponen el tela de juicio el futuro de la raza humana.
La representación de una sociedad decadente, donde los diferentes usos que se le da a la tecnología entran en conflicto con la finalidad para la que fue desarrollada, obedecen a parámetros temporales más cercanos a la actualidad, en contraposición con los lejanos futuros que representan muchas obras de ciencia ficción. Los protagonistas suelen ser marginados sociales que basan su vida en una filosofía (punk) que cuestiona las normas establecidas o, visto de otra manera, visionarios cuya predisposición a ser diferentes les hace ver la verdadera realidad, dentro de un mundo donde los seres humanos pueden sucumbir al poder de la tecnología.
Se plantea un contexto en donde las grandes ciudades toman protagonismo. Neones invaden la urbe por doquier e impactantes anuncios publicitarios cubren de forma excesiva y espectacular las fachadas de los edificios. Al imaginarnos un escenario Cyberpunk, nos viene a la mente la vida nocturna que se sucede a un ritmo frenético, donde la delincuencia, el tráfico de información y los locales de mala muerte dan cobijo a la calaña más detestable de la ciudad.
Por ello algo a tener en cuenta al analizar el ciberpunk como corriente social es que sus autores no se posicionan contra algo que será, sino contra algo que está siendo. Es esta cercanía con la realidad es lo que ha hecho este movimiento tan inquietante.
